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APUNTES INÉDITOS SOBRE LA FIGURA DE MARIANO CORTÉS EN EL 110 ANIVERSARIO DE SU TEATRO.

ARTÍCULO PUBLICADO LIBRO DE FERIA 2018.


Fue Sebastián Cortés quien vino, desde tierras valencianas, para administrar las amplias propiedades del Marqués de Dos Aguas, dueño de Daya Nueva, labor que continuaría su hijo a lo largo de todo el siglo XIX, Salvador Cortés Gót, ex-Diputado Provincial y Comendador de la Real Orden de Isabel La Católica. De su matrimonio con Isabel Práxedes nació Mariano Cortés, quien continuó como tercera generación, administrando las tierras del Marqués y como albacea único de una importante herencia, la de su padre, con la que entre otras cosas y como veremos a continuación, construyó el Teatro.


Pero ¿Por qué un Teatro en  Almoradí, cuando ciudades mucho más grandes no lo tenían?. En parte, y gracias a un artículo de prensa publicado el 15 de octubre de 1907 en “La Voz de Alicante”, justo tres meses después del acto de colocación de la primera piedra, pude aclarar la causa:  “Don Salvador Cortés (q.p.d.) dispuso en su testamento, entre otras cosas dignas de alabanza, que se repartiera a los pobres de Daya Nueva, Dolores y Almoradí una cantidad que ascendía a ciertos miles de duros, pero con la condición de que nadie podía obligar al albacea a cumplir el legado. Sin embargo, dicho señor (se refiere a Mariano Cortés, albacea e hijo), lo ha cumplido sólo en parte, y está invirtiendo dicho legado en la construcción de un Teatro en el pueblo de Almoradí.”


El periodista se equivocaba al criticar la decisión del señor Cortés, ya que poco antes de la apertura del Teatro ya advertía en la prensa que iba a “ceder todos los beneficios a los pobres”. Y  así lo hizo los dos primeros años, incluida la inauguración, destinándolos “a socorrer a los más necesitados, con la aspiración de apartarlos de ciertos vicios y de hacerles germinar deseos de honradez y constancia”. En mayo de 1910, pasados casi dos años de su apertura, parecía haberse cumplido la voluntad dispuesta por su padre en el testamento, ya que el Cortés sufría una importante reforma y ampliaba su capacidad con la idea de que “una empresa lo arriende y pueda tener una mejor defensa”.


Ahora que sabemos, por lo tanto, que la construcción del teatro fue una decisión personal del propio Mariano Cortés, como albacea de la herencia de su padre, y con una finalidad totalmente altruista, cabe preguntarse ¿tenía la familia Cortés alguna vinculación con el mundo teatral?.
Pues sí, lo sorprendente es descubrir que su apellido y su familia, valenciana de origen, estaba muy supeditada a la farándula. 

Sin ir más lejos, era familiar directo de Manuel Hernán Cortés, poeta y escritor (especialmente de sainetes), quién estaba casado con Manola García, una actriz de café-teatro que llegó a ser bastante conocida  a finales del XIX. De este matrimonio nacieron Helena, Ofelia y Angélica Cortés, famosas artistas de teatro y cine, que triunfaron con el nombre artístico de “Las Cortesinas”, en honor a su apellido. Helena, que inició su carrera como bailarina con tan solo 12 años, tenía imagen de mujer moderna, ya que tuvo la osadía de ser la primera en protagonizar un estriptis, ante el regocijo del público y la admiración de la prensa de la época. Acabó siendo la primera mujer directora de cine española, y propietaria de la primera productora, "Cortesinas Films".

Por testimonios de la nieta de Angélica, tenemos la seguridad de que “Las Cortesinas” visitaron en varias ocasiones a su tío-abuelo Mariano en nuestra localidad, aunque no tengo datos que acrediten si llegaron a actuar en el Teatro.


Pero, volviendo a la figura de Mariano Cortés, y a su faceta como mecenas y filántropo, en 1902 fundó -junto a Adrián Viudes- la primera Caja Rural de ahorros, socorros y préstamos de la localidad, de la que fue nombrado Tesorero. Fue Juez de Paz en el periodo comprendido entre 1901 y 1907 y del juzgado de Aguas entre 1905 y 1909, y ayudó con importantes donaciones a todos los proyectos culturales y humanitarios de la época. Por poner sólo algunos ejemplos, para  la constitución de la banda de música “La Infantil” aportó -según recibo- un total de 5.000 Pts., mientras que para la construcción del actual Casino, formalizó un documento “en papel de barba” con la única  garantía de algunos socios, por importe de 15.000 Pts ¡y hablamos de 1908!. Construyó toda la manzana del segundo tramo, comprendido entre las calles San Andrés y actual Pintor Sorolla -nada menos que 24 viviendas-, con el fin de venderlas a bajo precio o alquilarlas a jornaleros (alquileres que, en muchos casos, nunca cobró o lo hizo en especias, tales como “hierba” o “estiércol”,  según figura entre sus apuntes).
Fue un hombre sencillo y discreto, siempre dispuesto a ayudar a los más necesitados y que nunca quiso protagonismo ni buscó reconocimiento alguno,y eso  a pesar de que en varias ocasiones se solicitó al consistorio, incluso desde la prensa, su nombramiento como hijo adoptivo y predilecto de nuestra villa, título que, al parecer, nunca le fue concedido.



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