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"Tejidos y Novedades Manolo"

                                            anuncio de 1970
Este no va a ser un artículo más de los que habitualmente incluyo en este blog, y no lo va a ser porque la pequeña historia que voy a contar es la de una persona muy especial. Sus padres trabajaban de jornaleros en la finca “La Torre” en la Cruz de Galindo y allí fue donde el destino le llevó a nacer por los años 20, aunque la mayor parte de su niñez y juventud la vivió en Catral. Allí comenzó con su hermano José “el Charles” a cobrar recibos del “Ocaso” y a vender y cambiar novelas de bolsillo, a modo de kiosco ambulante. Algunos años después, recién casado, volvió a su pueblo con intención de quedarse para siempre, ya como agente para la zona de Almoradí.

En su bicicleta se desplazaba semanalmente a Orihuela para hacer la liquidación de los cobros con la Agencia y de allí se traía pequeños encargos, atados en el sillín trasero, que le hacían sus clientes. Así comenzó su aventura comercial, en una pequeña vivienda en la calle del Príncipe (actual Virgen del Pilar), primero con una mesa de comedor que hacía las veces de mostrador, vendiendo a plazos (ó mejor dicho “fiao”) camisas y cortes de vestidos, y cobrándolos semanalmente junto a los recibos de “la muerte” en su bicicleta. A finales de los 50 conseguía trasladarse a la calle Larramendi y abrir su tienda. La “tienda de Manolo” ya era un local con mostrador, con estanterías y hasta escaparate.
La vieja bicicleta dio paso a una Citroën DKV gris de segunda mano y más tarde a un flamante Renault 4. Por entonces la familia ya estaba compuesta de tres hijos y un perro (como olvidarse del “moro”) hasta que algunos años mas tarde se completó con la llegada de “la pequeña Inma” (del “moro” nunca más se supo).


El resto ya os lo podéis imaginar, a sus ochenta y tres años goza de una salud que ya la quisiera para mí, y la pequeña tienda que él inició en el sillín trasero de su bicicleta sigue abierta, aunque ahora son sus hijos los que la dirigen con el nombre de “Latorre”, casualidades de la vida, el mismo que el de la finca donde nació.
De él puedo dar fe de que es una buena persona, una gran persona a la que quiero, y que, casualidades de la vida, es mi padre…

(Gracias por vuestras primeras 10.000 visitas)


                                                            Finales de los 60
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