A finales de los años 40 el almacén de frutas y verduras de Joaquín Galant, situado en la calle San Emigdio, era uno de los más importantes empresas de la comarca. En un principio las mercancías, principalmente alcachofas, se enviaban a Madrid, al mercado de Legazpi, y Barcelona, al del Borne. Los envases que en aquel tiempo se usaban eran las “seras” de esparto, a las que les cabía unos 100 kilos de alcachofas, bien emparejadas, con el fin de poder taparlas con las hojas de las matas y evitar que se desparramaran, por lo que se convertían en bultos de unos 105 kilos, difíciles de manejar. Algunos años después ya se enviaban en los llamados banastos de madera, de 30 a 35 kilos de cabida, que la aserradora de los hermanos Quiles Soriano, los Grillos, producían.
El almacén, con la marca GALANT, adquirió una importancia tremenda y la gran cantidad de trabajo que se producía en el almacén era palpable desde la calle, ya que el almacén se llenaba hasta los topes de alcachofas y había que empezar a empaquetar las “seras” y dejarlas por las aceras, después se escogían y envasaban en las cajas correspondientes y por último se cargaban en los camiones.
Unos años después, se autorizó la exportación al extranjero, por lo que se comenzó a trabajar el mercado francés de Perpignan, el suizo de Ginebra, el belga de Bruselas y posteriormente el inglés de Londres. Lamentablemente, a finales de la década de los sesenta, la devaluación de los productos agrícolas hizo disminuir la actividad del almacén y, ya bien entrada la década de los setenta, la actividad fue paulatinamente desapareciendo del mismo modo que pasó con otros muchos almacenes.
Extraído de las memorias de Manuel López, “Escritos para el recuerdo”
Fotografía del almacén en la calle San Emigdio cedida por José María Rodríguez Galant
Artículo dedicado a mi buen amigo Joaquín Galant Ruíz
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