En 1925, concretamente el sábado 20 de junio, se armó un verdadero revuelo en todo el pueblo como consecuencia de la desaparición, y posible secuestro, de la niña de trece años Encarnación Pertusa Fernández. Ésta vivía con sus padres en la calle de La Reina y trabajaba en el taller de sastrería de D. J. Valdés.
Dijo el señor Valdés que observó, a las diez de la mañana, que la niña estaba triste y que al preguntarle el resto de compañeras se echó a llorar, por lo que le dejaron salir para ver si se tranquilizaba, observando poco después que había desaparecido.
Pronto circuló la noticia de la desaparición, organizándose diferentes partidas de mozos que recorrieron la huerta en todas direcciones sin encontrar a la pequeña.
Sobre el suceso se hacían infinidad de comentarios y ya hubo quien dijo que la niña había sido secuestrada por un caballero elegantemente vestido, con quien le habían visto momentos después de desaparecer de su domicilio. Cuando mayor era la confusión se recibieron noticias de haber sido hallada por la guardia civil en un ventorrillo en el kilómetro cuatro de la carretera de Orihuela.
Conducida la joven a Almoradí declaró que en las afueras del pueblo había sido fuertemente apresada por una mujer que le tapó la boca y la condujo a un bancal de cáñamo. Trató la mujer de convencerla para
que la siguiese, y ésta simuló aceptar, pero en un descuido huyó corriendo carretera adelante hasta el lugar donde la encontraron.
Al ser interrogada por la guardia civil, la chica se turbó al comprender que no creían su relato, y cambió la versión de la causa de la huida:
-Pedí a mi madre que me hiciese un vestido, me lo negó y me disgusté. Estuve en el taller, pero los nervios no me dejaban trabajar, así que volví a casa y me cambié la ropa, poniéndome la de los domingos y marchándome camino de Orihuela. En el camino encontré un carretero y le pedí que me subiese al carro y accedió; pero al contarle que me había fugado de casa me gritó que no quería líos y me hizo bajar, hasta que horas mas tarde me encontró la guardia civil.”
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