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Calle Obispo Herrero: UNA INJUSTICIA HISTÓRICA


Del Obispo Félix Herrero ya he hablado en numerosas ocasiones (por ejemplo AQUÍ y AQUÍ), pero me parece importantísimo insistir en la figura de este gran hombre, ya que fue el responsable de la reconstrucción de Almoradí, y muy especialmente, la persona que nos auxilió en los primeros días, pidiendo ayuda a las autoridades, llevándose a los heridos y huérfanos a Orihuela, y trayendo productos de primera necesidad: alimentos, mantas, medicinas...

Pues bien, tras la reconstrucción, y como no podía ser de otra forma, se dedicó en su memoria la calle que actualmente comparte con Manuel Birlanga, es decir, la que existe entre el Ejido Norte (hoy Rafael Alberti) y Ejido de Mediodía (hoy 9 de Octubre). 
Con la llegada de la República, en 1931, comenzó un baile de nombres que les llevó a convertir su calle, evidentemente por su connotación religiosa y sin valorar lo que había hecho un siglo atrás, en la de Alejandro Lerroux, y algunos años mas tarde ya en plena guerra civil, cambia como calle de Manuel Azaña.

Lo mas curioso es que tras el final de la guerra, la calle que durante un siglo había mantenido la memoria del Obispo, pasó a denominarse Calvo Sotelo, siendo así ignorado de nuestro callejero.

Por fin, en 1943 alguien debió caer en la cuenta de que no estaba y se le devolvió, solo en parte (desde calle Mayor hasta Ejido Mediodía), su antiguo título.
En 1983 la mayor parte de esta calle, es decir, Calvo Sotelo, se dedicó a uno de los alcaldes de la guerra civil, Manuel Birlanga Pertusa, dejando al pobre Obispo relegado al tramo que actualmente va desde la calle Mayor hasta la Plaza de la Libertad.





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