Hoy 19 de enero de 2019 a fallecido, a los 86 años, Manuel Miravete Quiles. Era mi personal "enciclopedia" vinculada al mundo del cine local, ya que vivió en, primera persona, los años dorados de este tipo de salas en Almoradí. Su padre puso en marcha el Miravete,y más tarde, gestionaron y compraron el Alcázar y el Teatro Cortés (además de otras muchas salas en la comarca). Genio y figura, dicho con todo el cariño, recuerdo la anécdota del estreno de Gilda que le costó sus estudios en Orihuela, y que hoy y a modo de homenaje, comparto con todos vosotros:
El esperado estreno en Almoradí de la película Gilda tuvo lugar el día de Reyes del año 1948 en el cine Miravete, película que llegaba a nuestro pueblo precedida de gran fama, y no precisamente por “decente”.
El esperado estreno en Almoradí de la película Gilda tuvo lugar el día de Reyes del año 1948 en el cine Miravete, película que llegaba a nuestro pueblo precedida de gran fama, y no precisamente por “decente”.
Estaba calificada
por la Dirección
Central de Acción Católica con una R, o sea, reservada a
mayores de veintiún años, por encima estaba la 3-R (mayores con reparo) y la 4
(Gravemente peligrosa). Pero el nombre de Rita Hayworth y las fotografías de la
popular estrella en posturas insinuantes y provocativas sobrepasaba, según
criterios, los límites de la decencia. Se había corrido el rumor de que tras la
famosa escena del guante llegaría el streep-tease total.
Me cuenta mi buen amigo Manolo Miravete, hijo del entonces propietario del cine, que
el estreno de aquella pecaminosa película levantó un auténtico revuelo en el pueblo, llegándose a organizar la tarde del estreno una “procesión” encabezada por el párroco, don Francisco Martínez Sánchez, al que le acompañaba un séquito de “decentes” católicos, en su mayoría mujeres, que consideraban su proyección “una ofensa para un pueblo tan cristiano”. De echo, por la mañana, el párroco se había encargado desde su púlpito de aleccionar a la feligresía recomendándoles que no acudiesen a ver el largometraje.
el estreno de aquella pecaminosa película levantó un auténtico revuelo en el pueblo, llegándose a organizar la tarde del estreno una “procesión” encabezada por el párroco, don Francisco Martínez Sánchez, al que le acompañaba un séquito de “decentes” católicos, en su mayoría mujeres, que consideraban su proyección “una ofensa para un pueblo tan cristiano”. De echo, por la mañana, el párroco se había encargado desde su púlpito de aleccionar a la feligresía recomendándoles que no acudiesen a ver el largometraje.
La comitiva
salió desde la Iglesia
y llegó hasta la puerta del cine a la hora de la proyección, cuando
precisamente muchísima gente hacía cola, rezando y amenazando con excomulgar a
todo el que se atreviese a ver a Rita Hayworth, consiguiendo precisamente el
efecto contrario: que muchísima más gente fuese al estreno en los siguientes pases
que se repitieron durante toda la semana. Aunque la decepción llegó pronto: tras el guante no había nada más...
Llamaron a
su padre al despacho del Director Titular del Colegio de Santo Domingo de
Orihuela, donde estudiaba, y le “invitaron” a que se lo llevase a otro colegio,
ya que no cumplía con los valores morales que se impartían en el católico
centro. Aún se pregunta porqué tuvieron que expulsarlo, ya que ni siquiera tuvo ocasión de ver la película.
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Qué fuerte. Ironicamente matar a miles de personas, muchos simples civiles, dejar que se pudran en las cunetas y torturar a los que sobrevivan y se queden, no es motivo de procesión, ni de excomunión ni ná... es algo muy catolico.
ResponderEliminarUna cosa, ¿me equivoco o en el primer cartel le acaba de meter un bofetón? porque si es así, y tiene toda la pinta, también tela...
Noelia Mata Clemente:
ResponderEliminarJajaja pecaminosa película por quitarse un guante. Como cambian los tiempos.
Antonio Rodriguez:
ResponderEliminarYo recuerdo cuando mi tío Miravete contaba el revuelo que causó la película en aquella época... no fue broma, no...