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Almoradí "Memoria Gráfica" en el diario Información

La imagen de la Iglesia muestra la  única torre en plena reparación, y el aspecto del entramado urbano. José A. Latorre

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Un siglo de Almoradí en la retina colectiva

"Memoria gráfica".
Los más jóvenes de Almoradí ven asombrados cómo eran la vida familiar, el ocio, las artes, los transportes o el urbanismo hace más de cien años. La recopilación de fotografías de José Antonio Latorre les permite ver el pasado. Y a los más mayores, recordar cada etapa de su vida y reencontrarse con amigos.

E. G. BROTONS
Los objetos cotidianos se vuelven joyas con el paso de los años si, como en este caso, tienen la facultad de activar la máquina del tiempo y hacer revivir otras épocas. Es lo que consigue el libro "Almoradí, Memoria gráfica. 1885-1975", una colección de imágenes que repasan casi un siglo de historia de la localidad y que han sido cariñosamente recopiladas y rigurosamente contextualizadas por el vecino -también fotógrafo- José Antonio Latorre.

"Lo que realmente me ha gustado siempre es la Historia", cuenta el autor. Lo de la fotografía apareció en su vida más como una cuestión sobrevenida, como un soporte documental muy útil para conocer más sobre el pasado de su pueblo, que era lo que le interesaba. Y la imagen le atrapó, al final, primero aficionándole a colocarse detrás de la cámara para atrapar instantes (de hecho ganó un concurso local en 2009 con la imagen "Almoradí su huerta y escenas cotidianas"); y últimamente involucrándole en este proyecto que ha tardado en gestarse tres años y en el que han participado decenas de familias de la localidad, jóvenes y mayores que han donado al autor fotografías antiguas sacadas de los álbumes familiares. Latorre celebró varias exposiciones en la localidad a las que la gente solía responder con "yo tengo una foto de esa época...". Y así la colección fue creciendo.

Una vez editado y a la venta (en quioscos y papelerías del municipio, por 18euros), el libro es un compendio de 350 fotografías antiguas que se remonta hasta 1885, todas presentadas en blanco y negro y ordenadas tratando de simular "un paseo por Almoradí". Así, el índice se estructura por zonas o temáticas tales como "la plaza y el mercado", "casino, teatro y cultura", "calles o lugares", "ferias y fiestas"... José Antonio Latorre explica que cuando se planteó cómo ordenar las fotografías descartó el sistema cronológico rápidamente: "Lo interesante era ver la comparación del mismo lugar con el paso del tiempo". En las páginas del libro se pueden ver, no en vano, la misma esquina, la misma perspectiva, a principios, mediados y finales del siglo XX. Y no sólo eso, sino que además este concienzudo trabajo investigador asegura para las próximas generaciones las imágenes, pues también las ha digitalizado y retocado.

Unas fotografías son bastante personales y muestran a grupos de amigos pasando un día de Pascual o a tres hermanos en una atracción de feria en 1955. Otras andan a medio camino entre el valor emocional de ver la niñez de un familiar y la capacidad de contar cómo era otra década. Es el caso de dos hermanas jugando con su Mariquita Pérez a finales de los 50 o de una familia al completo tras el mostrador de su típica tienda de tejidos y confecciones de los 60. Las costumbres de casi un siglo se recogen en el libro: Pruebas de arrastre en 1957, conjuntos musicales de los 60, el teatro de los años 40 o los días de mercado a finales de 1900.
La nevada de 1954, el segado del cáñamo o carreras en Biscouter
Aunque muchas sean estampas cotidianas, los momentos más importantes de la historia del pueblo están documentados en imágenes. Las carreras de cintas se hicieron en los años 40 y 50 en "Biscouter"; están en el libro los primeros coches, los trabajos de recogida de cáñamo, los espectáculos de variedades, el matadero desaparecido, la nevada de 1954, la inundación de los 50, las procesiones de la Centuria en Semana Santa o el viejo puente de piedra hasta 1929.

Sin duda las imágenes más valiosas son las más antiguas, las de finales del siglo XIX y primeros años del XX, que en muchos casos son inéditas y que el autor agradece a la familia de Don Juan Viudes y Pascual de Riquelme, IV Marqués de Rio-Florido (1871-1943), quizás el primero que tuvo una cámara en el pueblo. En los pies de foto y textos intercalados se combinan anotaciones del autor, citas a historiadores locales como Luis Martínez Rufete o recortes de prensa desempolvados de las hemerotecas.
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