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EL SEISMO DE 1829 (9ª parte)

El Panteón de los Caidos se construyó sobre el antiguo cementerio.
Situación del cementerio y del Convento según Larramendi.

Libro de difuntos de la Parroquia de Almoradí

ENTERRAMIENTOS

Hasta principios de 1800 los muertos eran enterrados en las Iglesias.
El Rey Carlos III decretó ordenanzas que prohibieron seguir con ésta practica por considerarlas insanas. Su sucesor, Carlos IV ordenó en 1804 establecer cementerios a las afueras de las poblaciones en beneficio de la salud pública, prohibiendo los enterramientos en los templos.
Sin embargo durante bastante tiempo se hizo caso omiso de estas prohibiciones por dos razones principales: los nobles exigían ser enterrados en las Iglesias a las que habían hecho generosas donaciones y porque los párrocos cobraban un canon de enterramiento a los fallecidos que no eran nobles.
La aparición de una epidemia de fiebre amarilla en 1804 en todo el sureste peninsular aceleró el proceso de construcción de cementerios exteriores. El Obispo de Orihuela, Francisco Antonio Cebrián, nombró un delegado con permiso real para recorrer los ayuntamientos de la diócesis y obligar al cumplimiento de la legislación.
En ciudades cómo Alcoy, Benidorm ó Denia hay constancia de que se construyeron los cementerios entre 1812 y 1815. En Rojales se terminó en 1810.
Es de suponer que en la primera década de 1800 se construyese el cementerio que se situó en el “camino del puente” (donde posteriormente se construyó el Panteón de los Caídos). Los terrenos eran propiedad de la Iglesia y estaban próximos al Convento.
Además en la visita que realizó el Obispo Félix Herrero días antes de los terremotos dice “el Cementerio de esta villa está situado a extramuros de la misma”.
De hecho, en la “Planta de la nueva población de Almoradí” diseñada por Larramendi se indica que “las manzanas que están con tinta amarilla manifiestan la antigua población arruinada por el terremoto”, y en ella aparece de este color el cementerio (el plano aparece en la 10ª entrega).
Por lo tanto, éste fue el lugar donde se enterraron las doscientas victimas de los terremotos.
En el libro Racional de difuntos de la Iglesia Parroquial de San Andrés (folio 107) se inicia una “Partida General de los fallecidos en las ruinas del terremoto del 21 de marzo del presente año, que fueron conducidos urgentemente en parihuelas (camilla ó hamaca hecha con dos barras para transportar fallecidos ó enfermos) al cementerio de la misma. A continuación figura una lista de 124 relacionados, con cinco ó seis tachados, lo que demuestra problemas de identificación.
Al final de la partida general se dice: “Todos los contenidos en este índice fueron victimas del terremoto, recibiendo sólo un escaso número el Santo Sacramento de Penitencia, de que certifico. Manuel Miralles, Vicario.

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