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EL SEISMO DE 1829 (2ª parte)







ANTES DEL SEISMO
Según el Diccionario Geográfico-Estadístico del Doctor Miñano. Almoradí contaba en 1826 con 3.930 habitantes, 1 parroquia y 1 Convento de frailes. Gozaba de un cielo “sereno y apacible”. Producía trigo, panizo, aceite, vino y cáñamo. Contaba con una fábrica de aguardiente.
Tenía Almoradí un trazado muy irregular con calles estrechas y había numerosos edificios con un piso superior que tenia una amplia ventana con una polea en lo alto, que servia para subir desde el carro el cáñamo una vez agramado, y los aperos que se utilizaban para la faena agrícola.
En la visita general que realizó a la Parroquia el Obispo Félix Herrero, los días 24 al 26 de febrero (solamente veintitrés días antes del terremoto), nos describe en su visita la “única escuela de esta Villa y halló ser a cargo de D. Manuel Pascual, el cual desempeña exactamente su obligación instruyendo a los niños en los rudimentos de Religión y primeras letras. Pero notando el poco numero de niños que concurren a dicha escuela; y no haber maestra de labor para las niñas, se reservó tomar las medidas que entendiese oportunas. Ordenó respetuosamente a los Vicarios cuiden mucho de las escuelas de niños y niñas, visitándolas con frecuencia, y mandó a los niños que usaran el vestido y ropa adecuada.
Visitando el Hospital se halló en estado de no poder contener enfermos, en cuya visita exhortó a las autoridades de esta Villa para que formasen la Junta de Caridad, cuyo Instituto es asistir y socorrer a los pobres enfermos.
Así mismo visitó el cementerio situado extramuros y le halló corriente, pero mandó al cura Párroco que se profundicen más las sepulturas.
Existía la Ermita de Santa Lucia, contigua al hospital, y que dado su mal estado, se agregó a dicho hospital. Y también aparece dentro de nuestra población la Ermita a San Antonio Abad.
Los frailes del Convento de S. Francisco de Paula lo habían abandonado para marcharse a Castalla en 1820.
Esta era la entrada principal a nuestro pueblo, ya que era donde se iniciaban los caminos de Orihuela y del puente, y allí fue recibido el Obispo en su visita Parroquial.
La Iglesia visitada por el Obispo se había inaugurado en 1772, y según el historiador Montesinos, era de enorme tamaño y contaba con una de las torres más altas de la comarca y con un reloj público.
Apenas cinco años antes, en 1824, habían ahorcado en Murcia a Jaime “el barbudo”, terror de la sierra de Crevillente. Su fama de bandido dio lugar a miles de historias que eran contadas y “cantadas” por toda nuestra comarca.
Continuará…….

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