Hoy que he vuelto a tener la oportunidad de subirme a mi ya conocida máquina del tiempo, quiero aprovechar la ocasión para conocer como eran las Ferias en el pasado, y he ajustado los mandos para que me deje en la de 1926, así que, aquí os dejo mi crónica, a la que intentaré darle un estilo de la época:
“Dan comienzo los festejos en los que toman parte las bandas de Crevillente y Elche. Contamos millares de lámparas que con la policromía de gallardetes y la fastuosidad de arcos adornan tan artísticamente la Feria que sin querer arranca de nuestros labios “Non plus ultra” Almoradí.
Sólo en la alborada de introducción a la inauguración se disparan 1500 cohetes y trescientas bombas. Comienza el día de los “Santicos” y se oye la diana de rigor y el típico paseo de Gigantes y Cabezudos. A las diez y media, el Ayuntamiento, de oficio y acompañado por la música, va a por el clero y se dirige a la Iglesia para la misa mayor. Celebra el Santo Sacrificio el Párroco don Pedro Penalva.
Ya por la tarde asisto a la becerrada, que debido al buen comportamiento de los becerros me hace pasar una tarde divertidísima, a pesar de ciertos elementos que parecían tan “tauromaquios”, y que sin embargo sólo les invadió el miedo. ¿Y la Presidencia? Las musas me niegan su auxilio y no encuentro palabras para la descripción de tanta belleza. En ella se encontraban las encantadoras señoritas, Maria Luisa y Manolita Solano, Consuelito Martínez, Consuelito Galín, Teresita Sirvent, Matilde Follana y Paquita Canales.
El desfile fue suntuoso, las calles nutridas de gentío presenciaban el paso de los innumerables autos, en los cuales no se sabia que más admirar, si la riqueza y suntuosidad de los mantones ó los rostros sugestionadores de las manolas.
A continuación tuvo su salida la Procesión de los Santos Abdón y Senén, con asistencia de autoridades y estando las calles bellamente engalanadas.
A la una de la madrugada se dispara un artístico castillo de fuegos artificiales, y siendo ya tan tarde, decido volver al presente, mientras la juventud veo reír y divertirse en los amplios salones del artístico Casino.
(datos publicados en La Verdad el 3 de agosto de 1926)
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