Lo curioso es, que una vez detenidos y encerrados en la prisión provincial, tres de ellos lograron fugarse, por lo que la condena a la pena capital cayó en el más joven y único que no había logrado escapar.
Todo el detalle de la ejecución ya lo conté AQUÍ.
En el Registro civil de Cox (Libro 2º defunciones, folio nº 12) consta el fallecimiento del reo San Jaime, con la siguiente anotación:
“En el pueblo de Cox a 23 de febrero de 1889.
Ante don Juan Candel Quirós, Juez Municipal suplente y don Felipe Valera Fresneda, Secretario, compareció José Manresa Gambín, natural de Cox, manifestando que Joaquín San Jaime Espósito, natural de Algemesí, falleció a las ocho y tres cuartos de la mañana a consecuencia de ejecución de Justicia, de lo cual da parte como vecino de este pueblo.
Que el referido finado estaba soltero en el acto de su fallecimiento.
Que era hijo de padres no conocidos.
Y que a su cadáver se habrá de dar sepultura en el cementerio de este pueblo.”
En los primeros días de marzo, apenas dos semanas de la ejecución, el ministro de Gracia y Justicia hizo ciertas insinuaciones en el Congreso, en relación con el turbio asunto de la evasión de los presos de Cox, que afectaban a la reputación del entonces Alcalde de Alicante don Rafael Perol Malvenda, y en su defensa el periódico
El Alicantino publicó el día 3 de marzo una nota defendiendo la honradez del alcalde.
Sea como fuere, lo cierto es que una mano lo bastante poderosa hizo que se abriera la prisión provincial de Alicante para evitar que los presos declararan y señalaran al verdadero inductor de aquel alevoso crimen, que por su carácter podía salpicar a algunos de los políticos y prohombres de la época.
¿Se ejecutó realmente al verdadero culpable?
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