Almacenes de don Adrián Viudes en 1910, actual esquina de la calle Canalejas con Liceo Politécnico |
Ya os he contado la gran vinculación
de don Adrián Viudes con nuestro pueblo, y es que su despegue industrial dio
comienzo aquí, justo enfrente del ahora cerrado cuartel de la guardia civil (en
la actual calle Canalejas).
El agramado del cáñamo le hizo plantearse fabricar
un motor de gas pobre para mecanizar esta dura labor, lo que le permitió generar
suficiente energía como para iluminar también la fábrica y su casa.
Por entonces entró de peón
albañil un joven llamado Manuel
Follana López, muy avispado y resuelto, que le pidió a don Adrián ser mecánico y que, tras algunos años en Alicante en su delegación de automóviles, se convirtió en la persona de confianza y encargado de todos sus negocios en Almoradí.
Follana López, muy avispado y resuelto, que le pidió a don Adrián ser mecánico y que, tras algunos años en Alicante en su delegación de automóviles, se convirtió en la persona de confianza y encargado de todos sus negocios en Almoradí.
Manuel Follana con su esposa Filomena
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En los primeros años del
pasado siglo la electricidad llega a nuestro pueblo suministrada por José
Rufete por medio de un pequeño motor de gas pobre que pronto se quedó pequeño. En
1912 es el señor Ramirez Alonso quien compra la fábrica de electricidad y se
hace cargo del alumbrado público, aunque seis años después es finalmente Adrián
Viudes quien la adquiere. Por entonces ya había construido viviendas y
almacenes frente el cuartel que destinó a la venta de abonos y semillas y a las
distribuciones eléctricas, cuya energía compraba a Riegos de Levante y que era
vendida a todos los pueblos cercanos. Con la electricidad llegó otro gran
negocio: la venta de hielo, producto que también era demandado por toda la
comarca. Y con el hielo, las primeras fuentes de aguas potables y la distribución
de las mismas por todo el pueblo.
Y así fue como Manuel Follana
se convirtió en el administrador de una importante industria comarcal, y en un
adelantado a su época. Trajo a nuestro pueblo el primer automóvil a motor, y
también, ya en la década de los cincuenta, un ingenio presentado en la feria de
Bruselas y que él mismo describió como “una caja de madera y cristal por delante
al que llaman televisor”. Aquella caja de madera y cristal, situada convenientemente en la ventana de su casa (en la fábrica de la luz), se convirtió en una atracción para todo el que pasaba camino del Liceo.
Para AMPARO Seva Follana. Gracias.
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