“ Si existe una constante en la trayectoria y en la obra de Luís Martínez Rufete, es sin duda, el convencimiento de que recoger y dar a conocer nuestra historia documental y lingüística es aportar un extraordinario patrimonio cultural a su pueblo, y sobre todo, a las generaciones futuras, para que conociendo su pasado, puedan reconocerse en él.”Estas son las palabras exactas que definen la trayectoria de este gran historiador local, y son parte de un magnifico prologo que Mª Teresa Rodríguez Pertusa le dedica en “El habla de la comarca del Bajo Segura”, un interesante libro, como no podía ser de otra forma, de Luís Martínez Rufete.
Como en fotografía, cuando crees que has hecho la mejor, en la mejor hora y con la mejor luz, descubres que siempre ha llegado alguien antes que tú, y que no hay manera de superarla. Esta es la sensación que tuve al leer este prólogo, y es que por mucho que me esforzase, por muy original que intentase ser, nunca podría decir tanto en tan pocas palabras.
Así que, finalmente, decidí tomar “prestada” la frase de María Teresa.
A la hora de documentarme para este pequeño artículo lo tuve muy fácil, en la mayoría de sus obras aparece una pequeña biografía donde se explica su trayectoria laboral, Presidente de la Hermandad de Labradores (1963-1977), Alcalde de la localidad (1966-1971), Gerente industrial durante 25 años, Presidente del Club de Alta Dirección Empresarial… pero como siempre, prefiero quedarme con la persona que ama y conoce profundamente su pueblo, al que admiro y deseo lo mejor del mundo.
Cada vez que inicio un nuevo artículo sobre Almoradí, irremediablemente, acabo buscando información entre los suyos, porque siempre lo ha escrito mucho antes, y por supuesto, mucho mejor. Incluso, en la mayoría de ocasiones descubro que él ha sido testigo de lo que intento contar (cumplir años tiene esas ventajas). Así que, al final, me toca volver a llamarle y echar mano de su infinita y caballerosa paciencia.
Y una cosa más, hay que llevar mucho cuidado con él, ya que su pasión por la historia es contagiosa y no existe vacuna.
Al menor síntoma de contagio, ya sabéis, podéis empezar leyendo alguno de sus múltiples artículos que, con su permiso, iré publicando, aunque seguro que finalmente acabaréis entre las hojas de sus “Episodios Locales” ó peor aún, con su “Callejero-Apuntes Históricos…” siempre debajo del brazo.
Como en fotografía, cuando crees que has hecho la mejor, en la mejor hora y con la mejor luz, descubres que siempre ha llegado alguien antes que tú, y que no hay manera de superarla. Esta es la sensación que tuve al leer este prólogo, y es que por mucho que me esforzase, por muy original que intentase ser, nunca podría decir tanto en tan pocas palabras.
Así que, finalmente, decidí tomar “prestada” la frase de María Teresa.
A la hora de documentarme para este pequeño artículo lo tuve muy fácil, en la mayoría de sus obras aparece una pequeña biografía donde se explica su trayectoria laboral, Presidente de la Hermandad de Labradores (1963-1977), Alcalde de la localidad (1966-1971), Gerente industrial durante 25 años, Presidente del Club de Alta Dirección Empresarial… pero como siempre, prefiero quedarme con la persona que ama y conoce profundamente su pueblo, al que admiro y deseo lo mejor del mundo.
Cada vez que inicio un nuevo artículo sobre Almoradí, irremediablemente, acabo buscando información entre los suyos, porque siempre lo ha escrito mucho antes, y por supuesto, mucho mejor. Incluso, en la mayoría de ocasiones descubro que él ha sido testigo de lo que intento contar (cumplir años tiene esas ventajas). Así que, al final, me toca volver a llamarle y echar mano de su infinita y caballerosa paciencia.
Y una cosa más, hay que llevar mucho cuidado con él, ya que su pasión por la historia es contagiosa y no existe vacuna.
Al menor síntoma de contagio, ya sabéis, podéis empezar leyendo alguno de sus múltiples artículos que, con su permiso, iré publicando, aunque seguro que finalmente acabaréis entre las hojas de sus “Episodios Locales” ó peor aún, con su “Callejero-Apuntes Históricos…” siempre debajo del brazo.
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