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El Oficio de NEVERO


En el pasado, una importante fuente de ingresos municipales consistía en el cobro de arbitrios por los derechos exclusivos de vender productos de primera necesidad, entre otros el “consumo de Nieve para todo el año que era suministrada por los conocidos "NEVEROS".
Ésta se utilizaba con fines terapéuticos y culinarios, usándose contra las fiebres, para rebajar las inflamaciones en las fracturas, para cortar las hemorragias, y mezclando el agua de nieve con unas gotas de aceite para las quemaduras. También en la cocina se utilizaba para conservar los alimentos, refrescar las bebidas y hacer helados. 
Pozo nevero
Era transportada desde los pozos neveros de las montañas cercanas, principalmente la Sierra de la Pila en Fortuna, Aitana y Sierra Espuña, y normalmente por la noche para una mejor conservación del producto, en burros y mulos protegidos por pieles o en carretas de bueyes cargadas de cestos de hielo envueltos en arpilleras.
Era un producto esencial para combatir el cólera y otras continuas
epidemias surgidas en los siglos XVIII y XIX , utilizada para lociones, hechas con esponjas, o friegas con pedazos de hielo. También se suministraba el “agua de nieve” a sorbos pequeños para combatir la sed y evitar contagios.

Para hacernos una idea, en el verano de 1834 se introdujo un devastador foco de cólera, que complicó muchísimo el transporte de nieve, puesto que los pueblos se cerraban y no se permitía el paso. 
El arrendador en Almoradí, José Victoria, se quejaba de las continuas pérdidas ocasionadas durante aquellos tres largos meses. En ningún pozo cercano, Fortuna o Sierra Espuña, se encontraba a un precio razonable, debido a su fuerte demanda y escasez del propio producto por las altas temperaturas. 
Además del elevado gasto en el transporte desde lugares aún más lejanos, suponía otro fuerte gasto su vendaje para su conservación, y los múltiples controles sanitarios a los que tenía que someterse. 
El Ayuntamiento le autorizó la subida en cuatro reales por cada libra de nieve.

El oficio desapareció de nuestro pueblo a principios del siglo XX con la llegada de la luz y la instalación de la primera fábrica de hielo a cargo de Adrián Viudes.

Información inédita: Presupuestos municipales del siglo XIX
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