El Cáñamo en Almoradí

Un agriculor de Almoradí mostrando una madeja de hilaza de cáñamo obtenida después del agramado.

En situación privilegiada dentro de la que se denomina Vega Baja, la huerta de Almoradí tiene excelentes condiciones de fertilidad y capacidad de rendimiento, por lo que su gama de producción agrícola es muy variada y con un índice de calidad excelente, especialmente en lo que se refiere a la explotación del cáñamo, tal vez la más típica de la zona, que proporciona a la industria una de las mejores calidades de fibra que se producen en toda la nación.

La explotación del cáñamo, de vieja solera en esta vega almoradideña, ha contado desde muy antiguo con una marcada preferencia por parte de los agricultores, que concentrando en este cultivo sus mejores afanes han conseguido supervalorarlo hasta convertirlo en el cultivo base de la huerta.
Los procedimientos que se siguen en ésta huerta para la explotación del cáñamo (descritos aquí), apenas han tenido variación a lo largo de los años. No obstante, el rendimiento medio que se viene alcanzando es muy apreciable, llegando a obtenerse de una hectárea alrededor de 34 quintales de fibra (un quintal=43,75 kg.).
En algunas importantes propiedades de la comarca se halla introducido el uso de agramadoras mecánicas, aunque la labor de éstas maquinas no llega a ser del todo satisfactorias y necesitan el complemento de las manuales para conseguir un agramado satisfactorio..
La superficie que cada temporada se suele destinar al cultivo de esta planta en Almoradí representa, por termino medio, un 25 por ciento de toda la superficie de tierras de regadío, lo que viene a suponer 3.200 tahullas dedicadas al cáñamo. La producción anual de fibra es de unos doce mil quintales, teniendo un valor de unos doce millones de pesetas.
Una buena parte, casi el 60 por 100, de la fibra que se produce en Almoradí tiene su principal consumidor en la firma Hilaturas Caralt Pérez, S.A. de Barcelona, tradicional cliente de los productores de ésta Vega.
El resto de la producción es demandada y absorbida por la industria especializada de Callosa de Segura y algunas de Cocentaina y Villajoyosa.

(Publicado en 1953- Revista financiera del Banco de Vizcaya Nº 78 (especial Alicante y Murcia)

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