A partir de 1854, fecha en la que se instaló el alumbrado público en La Glorieta a consecuencia del asesinato del Alcalde (suceso que relaté AQUÍ), se creó la primera e importantísima plaza de sereno, cuya obligación consistía en encender y cuidar el alumbrado de petróleo (se colocaron ocho faroles), y por cuyo trabajo cobraba 750 reales de vellón.
A partir de entonces el “orden y sosiego público” pasó a ser responsabilidad de éste funcionario, que debía rondar desde las once de la noche hasta las cinco de la mañana, evitando que circulasen sujetos embriagados, mendigos y gentes sospechosas o de mal vivir.
Además tenía obligación de impedir ruidos, sorpresas y atropellos por la Plaza, prestar su auxilio al vecino que lo reclamase, así como llamar facultativos, buscar medicamentos o avisar a la parroquia para los sacramentos.
Del libro "Sucesos de Almoradí"
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