El “nuevo” Matadero fue inaugurado el 1 de enero de 1929 en la Avenida de Orihuela, donde actualmente está el edificio de la Policia Local. No existe testimonio gráfico del anterior, situado a la altura de la actual calle Manolete.
Ya os hablé de la inauguración del “nuevo” Matadero en ésta entrada, sin embargo hoy os quiero contar la importancia que éste servicio tuvo durante siglos para nuestros antepasados.
El primer matadero del que encuentro documentación estaba situado junto a la carnicería en la calle principal (hablamos de finales del siglo XVIII, mucho antes del terremoto), y éste era un continuo foco de problemas por encontrarse dentro de la población, por lo que se buscaba una nueva ubicación extramuros del pueblo “en el que se le pudiera dar salida a los desperdicios con agua corriente y a las inmundicias con otro cauce de aguas muertas”.
Visto los informes de los médicos, y comprobando que los vecinos evitaban circular por dicha calle en verano debido a las malas olores, finalmente se aprobó su construcción.
Sin embargo, poco duró aquella nueva obra, ya que el seísmo obligó a su reconstrucción, ésta vez en la salida de Orihuela, a la altura de la actual calle Manolete.
Siempre fue de propiedad municipal, y su arrendador cobraba por cada pieza que se sacrificaba.
Había una excepción en el pago de la tasa para los labradores del pueblo, y es que si se “les desgraciaba alguna res de vacuno” no debían pagar cosa alguna.
El arrendador tenía la obligación de cuidar de la limpieza del edificio, barriéndolo y rociándolo dos veces, al menos, en cada semana y también debía conservar en el mejor estado la balanza, pesas, garfios y demás enseres.
Sin embargo cualquier reforma o reparación, algo habitual, era a cargo del Ayuntamiento.
Se mataba en los meses de invierno a las dos de la tarde y en verano a las cinco, y siempre se avisaba al inspector de carnes que tenía la llave del matadero.
En 1844 se originó un grave enfrentamiento con los vecinos de Algorfa a causa de la venta de carne, y una vez más, nuestro Puente del Río tuvo un destacado protagonismo.
Los vendedores de Almoradí se quejaban de que en el mismo puente, a “doce o catorce pasos de la raya del término” existía una tabla de venta de carnes, causando un grave perjuicio ya que las normativas obligaban a vender tales productos en los centros de los pueblos.
El Alcalde de Algorfa defendía su ubicación al tratarse de un lugar muy dividido, con “caseríos aislados”, y donde no existía ningún tipo de centro urbano. Y además alegaba
que desde hacía más de cuarenta años que allí se ubicaba la venta de carne, puesto que por allí transitaban diariamente los vecinos de Algorfa para comprar comestibles o bien para asistir a la Iglesia de la cercana villa de Almoradí.
Finalmente el Alcalde fue multado por el Gobierno Civil al pago de seiscientos reales de vellón.
El 11 de julio de 1844 se desplazó hasta el lugar de Algorfa, y a las seis de la mañana, el celador de policía de Almoradí para notificarle la multa, y éste se conformó en pagarla.
Sin embargo, y como demuestra el recibo que acompaño, el pago no se hizo efectivo y la venta de carne continuó en el mismo sitio.
Recibo de gastos por la composición del Matadero, fechada el 3 de septiembre de 1865.
Informe de la Policia por la notificación de la multa al Alcalde de Algorfa