Dentro
de lo que era la hermosa finca del Marqués de Río-Florido, hoy ocupada en parte
por el campo de fútbol y numerosas calles, Adrián Viudes construyó a principios
del pasado siglo una bella vivienda a la que llamó “Quinta Sadrián”. Estaba
rodeada de palmeras que se mantuvieron, incluso, cuando la quinta fue
reconvertida en el conocido Liceo Politécnico.
Aquellas
palmeras fueron, en su mayoría, arrancadas para ubicar el nuevo Sadrián, pero
aún así y como
testigos de un bello pasado, hasta hoy era posible pasear por los estrechos caminos que rodean el estadio y contemplar sus inconfundibles siluetas.
testigos de un bello pasado, hasta hoy era posible pasear por los estrechos caminos que rodean el estadio y contemplar sus inconfundibles siluetas.
En esta
misma finca, y a finales del XIX, la filoxera obligó a arrancar hasta el último
de los viñedos que, entonces, llegaban desde la Acequia Mayor (junto a lo que
hoy es el parque de la “U”) hasta la carretera de Rafal. Hoy, buscando la
silueta de las últimas palmeras, y a
sabiendas que desde hace años están condenadas a muerte, he descubierto que
empiezan a ser ejecutadas.
ElPicudo, como una plaga bíblica, avanza sin respetar belleza o historia.
Pronto,
solo quedará el recuerdo y estas fotografías….
El viejo Liceo rodeado de palmeras |
La copa de una de las últimas palmeras en el suelo |
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