A muchos se les daba “una peseta para dos días por ser pobre
enfermo de solemnidad”, y a otros se les pagaba directamente los recibos
presentados por “medicinas de la
Botica , especialmente frascos de sulfato de quinina”. Esta
era la principal medicina suministrada a los enfermos, ya que se consideraba
milagroso para una gran cantidad de enfermedades, especialmente para combatir
las fiebres altas.
Acompaño uno de los recibos expedidos por la Beneficencia Municipal. Lleva el sello de la Farmacia y Laboratorio
Químico de Ricardo Herrera, calle Mayor, 28.
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