"Estaba junto al camino del Bañet.
Sentados en sillas de madera sobre suelo de tierra, veíamos las películas sobre blanca pantalla, bajo las estrellas. Los chiquillos nos poníamos delante para que no nos taparan y poder hablar, los mayores por la mitad para poder seguir bien las películas y los novios en las últimas filas que eran las más propicias para sus arrumacos y promesas.
Nos gustaban las de romanos, las de indios y americanos, las de espías, las de risa, incluso las que se rompían en plena proyección, pues daban lugar a unas broncas fenomenales por parte del público, que se convertían así en un espectáculo no menos interesante. El ruido que hacia la vieja maquina era infernal, aunque apenas lo oíamos, ensimismados como estábamos viendo la película, su banda musical iba siempre acompañada de algún eructo colosal de alguien que se acababa de beber una botella de gaseosa o los besos ruidosos de enardecidas parejas que nos hacían soñar a los de las primeras filas con poder estar en las últimas, mientras tanto nos conformábamos con seguir comiendo altramuces y pipas.
Durante el descanso, hacíamos sombras chinescas sobre la pantalla, para susto de las lagartijas que paseaban por allí. Finalmente nos poníamos en pie y aplaudíamos como locos, cuando el chico llegaba a tiempo de salvar a la chica.
Al pasar por un solar lleno de matorrales, reconozco los restos de una vieja y abandonada pantalla en un rincón de soledad y olvido."
Lo que queda de la vieja pantalla del Cine de verano del Cortés |
“Recuerdos de infancia”
Almoradí, años 50
de Antonio González Lucas
Increible la descripción, parece que estés dentro cuando la lees.
ResponderEliminarMe parece una vergüenza como se pierde este tipo de património cultural...o como lo dejan perder, una lástima.
ResponderEliminarAsuncion Gutiérrez Follana
ResponderEliminarEl cine de verano q había junto al teatro Cortés.
Cuanto he jugado x ahí!!!!. Gracias de nuevo José Antonio x revivir mi infancia!!!. Estas fotos son tesoros para mi.
Los que hemos vivido en esta epoca, nos da verdadera pena contemplar los restos que quedan.
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