Aunque la primera Constitución, aprobada en
1812, ya definía por primera vez la educación como universal, es decir, para
ambos sexos, no existió en nuestro pueblo ninguna maestra para niñas hasta después de los
terremotos, dejándolas apartadas durante varias décadas de ése derecho.
Hasta
entonces la única posibilidad era la de ingresar a las niñas en algún convento
religioso de Orihuela, al acceso solo de las familias con buena situación
económica, donde se les iniciaba en los conocimientos básicos de lectura,
doctrina cristiana y, principalmente, labores del hogar.
Incluso existían enciclopedias y libros exclusivamente para niñas, estableciendo diferencias en el conjunto de conocimientos de los programas escolares.
Probablemente el libro más popular fue "Flora o la educación de una niña", del año 1880.
En él, su autora Pilar Pascual de San Juan, profesora de Primera Enseñanza Superior, decía en el prólogo a las señoras maestras: "... la autora toma a Flora desde la más tierna infancia, no se separa de ella hasta dejarla casada y en perfecta disposición de ser tan buena esposa y madre como ha sido excelente hija...”
Recibo de 1865
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vaya tela, lo que nos está costando a las mujeres quitarnos esa lacra
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