LOS GIGANTES DEL PASEO, RELATO GANADOR DEL CERTAMEN LITERARIO INFANTIL 2016

Lucía Cañizares Navarrete ha sido la ganadora del IX Certamen Literario Infantil "Almoradí, Mi Pueblo 2016", con este magnífico relato que comparto con todos. ¡Enorabuena!


Cuando hace unos días mi profesora de clase nos encargó que hiciésemos un cuento sobre Almoradí, me alegré muchísimo porque por fin iba a poder contar a todos como sin darnos cuenta va cambiando nuestra impresión sobre algo que nunca cambia. En mi caso, me ocurrió con los enormes y preciosos árboles del Paseo.

Cuando era muy pequeña y mis padres me llevaban a pasear por Almoradí, me fijaba en esos enormes árboles y pensaba que se trataba de Gigantes que en cualquier momento podían empezar a andar. Me asustaban tanto que apretaba fuerte la mano de mi madre como refugiándome.
Mas adelante, los árboles seguían siendo los mismos, pero yo misma llegué a la conclusión de que los habían  traído enormes naves extraterrestres. Estaba tan convencida, que alguna vez oía desde mi habitación como pasaban, lo que yo pensaba, que eran naves en dirección al paseo y pensaba que los extraterrestres tenían
la obligación de recortarlos con esa forma tan peculiar.

Fuí cumpliendo años y ya veía los árboles del Paseo sin que nada me recordaran, sólo que eran plantas enormes. 
Un día oí, no se exactamente a quién, que mis gigantes del Paseo tenían una leyenda que pocos conocían.
Resulta que todos los años, la noche de halloween, cuando el reloj de la Iglesia daba las campanadas de las tres de la madrugada, los árboles iban cambiando de color, pero como son inteligentes, lo hacen sólo cuando nadie del pueblo los puede ver y la leyenda cuenta que sólo los que nacieron el 1 de enero pueden disfrutar de su colorido. 

Por suerte, mi abuelo nació ese día y rápidamente fui a contárselo. Me dijo que no le gustaba mucho la idea pero como me veía tan ilusionada buscaría la ocasión de ir al paseo a esas horas. 
Yo me puse contentísima y quise acompañarle pero él no me dejó, dijo que los árboles al verme seguirían de su color. 

Una mañana, mi abuelo me llamó por teléfono y me dijo que pasara por su casa que tenía una noticia que darme.
Había descubierto que los árboles no cambian de color. 

Ahora puedo decir que ni gigantes, ni naves extraterrestres, ni leyendas. Los árboles del paseo son preciosos
gracias a que Almoradí tiene unos maravillosos jardineros.

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