El toque de COMULGAR


En un pasado muy cercano los toques de las campanas eran una  el anuncio de defunciones, alarmas, vigilias, gozos o enfermos agonizantes...
La desaparición de estos toques ha creado una insensibilidad en las nuevas generaciones que es manifiesta: si hoy sonara un toque de Rebato, es muy probable que todas las personas mayores saliesen a la calle sobresaltadas, preguntando por el motivo de la desgracia, mientras que los jóvenes ni siquiera entenderían su significado.

Uno de los toques mas peculiares era el de COMULGAR. Al oírlo era muy común que la gente se acercase a la puerta de la Iglesia, hasta que esta se abría de par en par, para despedir o acompañar al Sacerdote que portaba el Viático, junto al Sacristán que repicaba la campanilla ininterrumpidamente, seguido de una procesión de fieles en dos filas, hombres y mujeres, rezando el Padre Nuestro. 
Se llegaba así, con emocionada piedad y reverencia por parte de las familias que se asomaban al paso del Viático, hasta la casa del enfermo/moribundo, donde el sacerdote entraba hasta el dormitorio para darle la Sagrada Forma y dedicar unas plegarias...
La comitiva regresaba, en silencio, a la Iglesia, aunque el toque de la torre no cesaba hasta que el Sagrario recuperaba a su Señor...

ARTÍCULO ESCRITO EN MEMORIA DE  RAMÓN MARTÍNEZ RUFETE, GRAN CONOCEDOR Y AMANTE DE LOS TOQUES DE CAMPANAS (INCLUSO LLEGÓ A PUBLICAR UN ARTÍCULO SOBRE LAS MISMAS EN UNA REVISTA DE FERIA).

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