En LA PRIMAVERA DE 1766, gran
parte de la geografía española, especialmente Madrid, estaba en un tumulto popular.
El 23 de marzo, la revuelta
se extendió por un gran número de poblaciones.
A las 22:00 del 14 de abril,
un grupo de vecinos de nuestro pueblo que se había ido concentrando en la plaza de la fruta
acudió de forma tumultuosa a la casa del alcalde, dispuesto a hacerse oír
Tras
aporrear la puerta sin tener respuesta alguna, amenazaron con derribarla si no
hacía acto de presencia el alcalde. Finalmente este apareció y temiendo una
revuelta, escucho las quejas de la gente que pedían supresión de la sisa de la
carne, y del derecho de la molienda.
El alcalde respondió que no tenía
autoridad suficiente para ello, pero que haría cualquier cosa por conseguirlo,
trasladando la petición correspondiente a la superioridad. Ésto fue suficiente
para aplacar el tumulto y los vecinos se retiraron.
Al día siguiente, el alcalde
se reunió con la Junta
Local de Propios, al mismo tiempo que se iban formando
corrillos por el pueblo y algunos cabecillas llevaban a cabo actuaciones
propias de aquellos oficiales consistoriales, pues regulaban los precios de los
comestibles y mandaban que no se pagasen los derechos de los géneros que les
causaban.
Presionados por los amotinados, que amenazaban con quemar el archivo
del ayuntamiento, una Junta de notables se reunió en casa del párroco para
tratar de ello con toda reflexión y prudencia y así, tranquilizar al pueblo.
Finalmente, se decidió al fin suspender la exacción de las sisas de la carne y
de la molienda ya que se habían revelado en las cuentas municipales claramente la existencia de un importante sobrante anual.
Así, se hizo un
pregón público dando a conocer lo que se había acordado.
Los amotinados
depusieron su actitud amenazante y volvieron a sus casas felices por tal
acuerdo.
El informe dirigido al
Consejo de Castilla, el 26 de Abril, en Madrid no fue bien visto ya que su
consigna era rechazar cualquier concesión realizada bajo coacción de los
amotinados, haciendo castigo a los cabecillas, mediante la apertura de la
correspondiente investigación. Como consecuencia de esto, las dos sisas volvieron
a restaurarse y fueron a testificar 17 amotinados los cuales resultaron
inculpados.
En cuanto a los componentes del consistorio (el alcalde, los tres
regidores, el síndico y el escribano) resultaron apercibidos por no haber
tomado las providencias y prevenido de los medios correspondientes para
tranquilizar y aquietar al pueblo y haberse allanado a suspender las regalías.
Las autoridades eclesiásticas también estuvieron en sospecha aunque no se les
puso castigo debido a no haber suficientes pruebas para ello.
Escrito por José Luís Lomas Lozano.
Información ampliada en "Almoradí en la edad Moderna" del Profesor David Bernabé
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Inma Lopez Y se sabe qué fue lo que ocasionó semejante motín contra el alcalde????? Sería interesante saber los motivos... Desde luego José Antonio que nos cuentas cosas muy interesantes!!! Y hay que ver la cantidad de documentos y recursos que te encuentras!!!! No te puedes imaginar cuanto te admiro... Un saludo cariñoso de esta almoradidense que reside en Alicante, pero...¿ adivinas donde está su pensamiento????
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