Entrada a Almoradí por la carretera de Algorfa (¿años 60?)
Cuando era un mañaco que no levantaba dos palmos del suelo
solía subirme a un inmenso árbol que había en la Cruz de los Caídos, y allí,
subido en el mástil de mi imaginario barco, jugaba a ser el vigía de alguna película
de piratas.
Era el héroe que luchaba contra enormes monstruos marinos (en
realidad, bobinas de madera con cables de teléfono), y también el espía que,
cada tarde, vigilaba el paso de unos curiosos personajes con bastón, boina y
pantalones remendados, a los que siempre seguía un extraño rebaño de color negro.
Sabía que se acercaban por el sonido de los cencerros que
algunas de las cabras llevaban al cuello, y también, por la inevitable estela
de pequeñas bolitas negras que dejaban a su paso.
Aquellos curiosos personajes con bastón, boina y pantalones remendados
fueron, en otro tiempo, los dueños de la mayoría de caminos, los amos de las veredas,
de los pastos…
Hoy, los pastores han desaparecido de nuestra huerta y de nuestros
recuerdos.
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Angeles Litran: yo no me subi pero salia detras del ganao de cabras cazo en mano para conprar leche ..unnnnnn nunca llegaba la lechera llena me la bebia por el camino ....cuantos rrecuerdos ..... muchas gracias JOSE ANTONI por todo lo que publicas ...nos haces rrecordar nuestra infancia
ResponderEliminarInma Lopez Y con ellos también a desaparecido el inconfundible "aroma"de nuestra huerta....y el sabor de tan rica leche recién ordeñada.....!!!!Desde Alba de Tormes...feliz día amigo Jose Antonio!!!
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