Recuerdo, como
hoy, los largos días de verano en los que el juego se alargaba hasta que
comenzaba a oscurecer, hora obligada de regreso para todos. El sol marcaba el
horario, ni siquiera teníamos aún uno de aquellos primeros relojes Casio, lleno
de botones que poco después llevarían todas nuestras muñecas y que servirían
para “chulearnos” encendiendo una y otra vez su luz verde.
Pero no había
acabado la noche, era tan solo una formalidad, me explicaré, no teníamos
escuela y tampoco se tenía que madrugar, así que, después de cenar, la calle se
convertía en un improvisado porche donde nos juntábamos todos los vecinos
frente al “Telefunken” que mi padre sacaba desde la salita hasta la puerta,
gracias a su largo cable y a una mesa de ruedas (con transformador incluido) que servía además de revistero.
Mi tv con el lobo |
En mi caso, en
mi casa, era un perro-lobo de escayola de los que un charlatán con micrófono
enganchado al cuello le vendió a mi padre en la feria. Fue el que acompañó
siempre a nuestro televisor, y el que mantuvo un milagroso equilibrio a lo
largo de esos continuos trasiegos del verano.
¿Dónde se habrá metido mi perro
de escayola?
Tres
generaciones: niños, padres, abuelos… esperábamos la canción del “Un, dos, tres…
¡aquí estamos con usted otra vez!”, que era lo que mayor expectación
despertaba, y es que ver a “Kiko” con sus muñecas llenas de relojes y ese fajo
de billetes en sus manos nos alejaba por completo de la realidad.
Ya no recuerdo
si los relojes de Kiko eran Casio, pero si me acuerdo de las largas
conversaciones de aquellas negras noches a la luz blanca de las farolas, de los
chistes verdes que fingíamos no entender y de las risas de felicidad.
¿Qué
color tiene la felicidad?
Extraído en parte de mi relato Un largo verano
Severiano Luna Penalva:
ResponderEliminarEn mi barrio la primera televisión la tubo Juaquinito (no me acuerdo si en aquel tiempo ya tenía la tienda) y mucha gente con la silla a cuesta nos poníamos a ver la televisión en su puerta. Cuando en mi casa se compró también paso lo mismo ,el vecindario iba a mi puerta a ver la televisión, fueron unos tiempos de mucha humanidad, buenos vecinos, buena convivencia, etc, que tiempos
Rosario Caracena:
ResponderEliminarmi televisor tambien era telefunken pero solo veiamos la primera luego en el lado hubo que ponerle un aparato con un boton para ver el uhf o la segunda