La Roqueta

  
En la cercana Torrevieja se cuenta ésta leyenda, ésta historia de amor, y refiere que Roqueta era una mujer alta, muy bella, y estaba casada con un hombre a quien adoraba.
No tuvieron hijos y vivían en una cueva que se abría al mar.
Su marido era pescador y salía a pescar todas las noches en una pequeña barca.
Ella se encargaba de llevar el pescado al mercado de Torrevieja, donde compraba, con el dinero pagado por la pesca, los alimentos que necesitaba.

Roqueta cantaba muy bien, dice la leyenda que tenía una voz prodigiosa, y que en las noches de luna clara y serena, únicas en Torrevieja, los pescadores confundían su voz con la de sirenas, a los que llegaba a hechizar, pero su esposo decía: -No son sirenas, es mi Roqueta…

Todas las noches encendía un candil que les servía de faro a los pescadores; pero una noche el marido no volvió. Arreció el levante y no pudo llegar a la orilla; el mar lo sepultó y lo arrancó de sus brazos para siempre.
Ya no cantó más Roqueta.
Y cuentan que todas las noches de luna sí que la oían, pero llorar, esperando el regreso de su marido.
Noches más tarde un pescador encontró entre sus redes el candil, y ya no volvió a escucharse nunca más el llanto de Roqueta…

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