"Recuerdos de Infancia, Almoradí años 50"
Antonio González Lucas
Un día de lento invierno –ese invierno voraz y pausado que me hace hoy como entonces prisionero, abandonado y solo en mis confines- mis padres me llevaron en la “exclusiva” a Alicante. Paseando por la explanada descubrí fascinado la mirada de un caballo de cartón. Aquella misma expresión en sus ojos de sueños cancelados me hizo saltar a su grupa y tan amigos nos hicimos que se vinieron, él y su tristeza, conmigo a Almoradí.
Desde entonces íbamos juntos a todas partes: me arrastraba con sus inmóviles crines saltando acequias o charcos para ir o huir de la escuela.
Nos hacíamos compañía trotando soledades, y la melancolía de esas tardes las convertíamos de un soplo en horas y cielos de incesante aventura. Los dos éramos felices por aquellos caminos.
Cuarenta años después, en una caja vacía de dulce de membrillo, reconvertida en tesoro fotográfico de la memoria familiar, vuelvo a encontrarte. Parece como si siguieras brincando precipicios con tus patas de piedra, relinchando en horizonte de ausencias é incertidumbres.
Déjame recoger de tus alforjas el secreto del letargo de lo que tú eres, el perpetuo descanso a que te has visto abocado todos estos milenios. Nunca serás de la nada aunque en ella habites.
Cierro los ojos y veo: el abrigo nuevo, el pelo con limón y aquel caballito. El abismo galopa sobre ti tan dulcemente…
Caballitos de cartón- Retratos de Fernando Navarro
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