La vieja cartilla bancaria



El 26 de noviembre de 1934 se inauguraba una oficina del Banco de Vizcaya, justo donde hoy sigue estando, aunque ahora se llama BBVA, algo que ya os conté aquí.
No hace mucho tiempo que un amigo me pasó ésta vieja cartilla del año 34, y curiosamente, con varios reintegros anteriores a la fecha de inauguración. Seguramente existiría un despacho de algún agente local, algo muy habitual entonces.
Recuerdo ir con mi padre de la mano para ingresar en mi cartilla los "aguilandos" de la navidad. No existían máquinas que contasen monedas ni odiosos envases plásticos de diferentes colores, así que el cajero tenía que contarlos pacientemente mientras charlaba amigablemente con mi padre o con cualquier otro cliente. Después anotaba con su bolígrafo el importe en mi cartilla con el nuevo saldo y conseguía que yo me sintiese importante por unas horas.

Comprendo que los tiempos son otros y no pretendo volver a realizar las operaciones a mano, pero en los últimos años tengo la sensación de ser un extraño dentro de cualquier oficina bancaria. Las colas en las cajas a la hora del desayuno han conseguido trasladarlas a los cajeros automáticos. No intentes pagar un recibo sin domiciliar (te mirarán como un proscrito), ni se te ocurra decir que no entiendes la dichosa máquina porque te mirarán con odio los de la cola mientras el cajero se va contigo a "aleccionarte y humillarte" por torpe.
Debo ser un tipo raro, porque si pudiera elegir, volvería a los bancos de antes...

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