En el recreo
Una vez acabado el Hospital se llegó a un acuerdo con esta orden y se establecieron en la primera planta de este edificio, donde impartirían clases y además se encargarían de atender enfermos cuando el hospital tuviera internos, cosa que no llegó a ocurrir.
Las hermanas atendían Parvulario y Primera Enseñanza, y acogía alumnos de todos los pueblos cercanos, ya que era el único colegio religioso, superando por ello más de cien alumnos.
Llegaron a ser siete hermanas.
En el año 32, con el comienzo de la República, se decide en acuerdo municipal que las religiosas abandonaran el hospital, por lo que se trasladaron a la calle Cervantes, en un local cedido por Manuel Lucas, el “tío Crispín”. Un fuerte ajuste en el gasto municipal llevó al ayuntamiento a trasladar las escuelas unitarias y párvulos del "estado" al edificio del hospital donde habían estado las monjas, ya que estaban en locales alquilados (se pagaba 2.160 Pts. anuales), y a retirar el sueldo que pagaba a las Hermanas (1.800 Pts. anuales). Allí estuvieron impartiendo clases, incluso en los años de guerra, aunque sin hábitos, y parece ser que fueron tratadas con el máximo respeto.
Acabada la guerra volvieron al hospital hasta finales de los años 40, fecha en la que las monjas regresaron a su Casa Madre, en Tarragona.
Fuentes: Memoria de la gestión municipal 1931-33, "Almoradí un recorrido histórico" del Autor y Apuntes Históricos de Luís Martínez Rufete
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