No es que quiera recomendar su lectura, aunque no está mal echarles un vistazo, pero sí compararlas con unas ordenanzas aprobadas en el Pleno del Ayuntamiento del, nada menos, 17 de febrero de 1889.
Este documento nos permite hacernos la idea de cómo era nuestro pueblo, o al menos, sus costumbres, hace ciento veinte años.
Éste es un primer ejemplo:
Salubridad-Capitulo 1º
Limpieza de calles y salubridad de las habitaciones
Se recomienda a los vecinos que barran en verano la parte de calle que les corresponde hasta la mitad del arroyo, rociándolas después con aguas limpias.
Nadie podrá arrojar a las calles animales muertos, aguas sucias ó otros objetos que repugnen a los transeúntes.
Se prohíbe a cualquier persona que se ensucie ú orine en las calles.
Se prohíbe la estancia de piaras de cerdos dentro de la población, a fin de evitar el mal olor y las inmundicias de éstos animales. Excepto los sábados, día de mercado.
La habitación donde muera un enfermo contagioso se picará y blanqueará por cuenta de sus dueños, regándose con desinfectante.
Las ropas usadas por el fallecido y demás objeto que pudieran transmitir el contagio se desinfectaran con disoluciones de cloruro ó por otros medios.
Se recomienda a todos los vecinos el mayor aseo y limpieza de sus habitaciones, evitando perniciosos olores é insalubridad.
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